Hernia de disco vs. contractura — ¿cómo diferenciarlas?
Hernia de disco vs. contractura — ¿cómo diferenciarlas?
Explicación sencilla para pacientes (lo que necesitan saber)
- Qué es una hernia de disco: el disco intervertebral (el “cojín” entre las vértebras) se desplaza o rompe y puede presionar una raíz nerviosa. Eso suele producir dolor irradiado (por ejemplo, lumbar que baja por la pierna — “ciática”), hormigueo, entumecimiento y a veces debilidad en la pierna. En muchos casos los síntomas mejoran con tratamiento conservador en semanas o meses.
- Qué es una contractura (o espasmo muscular): el músculo se tensa y queda «acortado» o con puntos dolorosos (trigger points). El dolor suele ser local, aumenta con palpación y con ciertos movimientos, pero no suele producir pérdida de fuerza ni parestesias distribuídas en dermatomas. La movilidad puede estar limitada por el dolor, pero sin signos neurológicos claros.
- Cómo diferencia el médico en la consulta:
- Dolor irradiado en trayecto nervioso + hormigueo/entumecimiento o debilidad → sospecha de radiculopatía por hernia de disco.
- Dolor localizado, tensión al tacto del músculo, puntos desencadenantes y mejoría con masaje/estiramiento → más probable contractura o dolor miofascial.
- Pruebas clínicas útiles: maniobras neurodinámicas (p. ej. Straight Leg Raise en lumbalgia) y examen neurológico (reflejos, fuerza, sensibilidad). Estas pruebas tienen utilidad pero no son 100% definitivas; la combinación de historia clínica + examen guía la indicación de pruebas (electrofisiología, imagen).
Mitos y realidades (rápido y directo)
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Mito: “Si la resonancia sale con hernia, el dolor es siempre por la hernia.”
Realidad: Muchas personas tienen hernias o degeneración discal en la imagen sin dolor; la correlación imagen–síntoma no es perfecta, por eso siempre primero se interpreta la clínica. -
Mito: “La contractura no puede causar tanto dolor como una hernia.”
Realidad: Una contractura intensa puede incapacitar y producir dolor severo, pero suele faltar el patrón neurológico (p. ej. pérdida de fuerza o adormecimiento en dermatoma) característico de una radiculopatía. -
Mito: “Siempre hay que operar una hernia de disco.”
Realidad: La mayoría de las hernias mejoran con tratamiento conservador (analgésicos, fisioterapia, educación, ejercicios) durante 6–12 semanas; la cirugía se contempla si hay déficit neurológico progresivo, dolor intolerable o síndrome de cola de caballo. Estudios comparativos muestran que la cirugía ofrece recuperación más rápida en algunos casos, pero resultados a medio-largo plazo suelen converger. -
Mito: “La prueba de Lassegue (SLR) es infalible.”
Realidad: El Straight Leg Raise (SLR) es una herramienta útil para sospechar irritación radicular, pero su sensibilidad/especificidad varían entre estudios; se interpreta dentro del contexto clínico. -
Mito: “Si duele, hay que guardar cama.”
Realidad: El reposo absoluto empeora en general el pronóstico del dolor lumbar; la actividad gradual y dirigida es preferible en la mayoría de los casos.
Señales/elementos que ayudan a distinguirlos en la práctica clínica
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Dolor
- Hernia: a menudo ardoroso, eléctrico, con irradiación a dermatoma.
- Contractura: punzante o sordo, muy localizado al músculo; aumenta con palpación.
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Distribución del síntoma
- Hernia: sigue trayecto nervioso (p. ej. L5 → dorso del pie).
- Contractura: área local (lumbar, paravertebral, trapecio, etc.).
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Signos neurológicos
- Hernia: posible pérdida de fuerza, reflejos disminuidos, alteración sensitiva en dermatoma.
- Contractura: reflejos y fuerza por lo general normales.
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Respuesta a maniobras físicas
- Hernia: SLR o slump test positivo puede provocar dolor radicular.
- Contractura: dolor reproducible con palpación directa y estiramiento del músculo.
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Imagen (RMN / TC)
- No es prueba de rutina para todo dolor lumbar; útil si sospecha neurológico, fracaso de tratamiento conservador o red flags. Además, muchas alteraciones en imagen no causan síntomas.
Tratamiento
- Hernia de disco sin red flags: manejo conservador inicial (6–12 semanas): educación, analgesia (AINEs/paracetamol), actividad adaptada, fisioterapia dirigida, ejercicios de estabilización y neurodinámica; considerar inyecciones epidurales en dolor radicular severo y, si hay déficit motor progresivo o cauda equina, valoración quirúrgica urgente. La evidencia muestra que muchas hernias se resuelven o mejoran sin cirugía y que la cirugía brinda alivio más rápido en algunos pacientes.
- Contractura muscular: analgesia, AINEs si procede, técnicas físicas (masaje, calor local, liberación de puntos gatillo, estiramiento progresivo), fisioterapia y reentrenamiento muscular. En casos crónicos o refractarios, técnicas invasivas (p. ej. infiltración de puntos gatillo) pueden considerarse.
Conclusión práctica
- Primero la clínica: la historia y el examen físico orientan más que la imagen.
- Patrón de dolor + signos neurológicos = sospecha de hernia con radiculopatía. Si hay pérdida de fuerza progresiva, pérdida de control esfinteriano o anestesia en silla de montar → derivar urgentemente.
- Si el dolor es local, con tensión y puntos dolorosos, sin déficit neurológico → muy probablemente contractura o dolor miofascial; tratamiento conservador (fisioterapia, masaje, estiramientos) suele ser eficaz.
- La mayoría de las hernias mejoran con tratamiento conservador en semanas–meses; la cirugía es para casos seleccionados (déficit neurológico progresivo, cauda equina, dolor intratable con impacto funcional).
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